Psicología Social y Política ¿Por qué no?

Psicología Social y Política

Por: Mg. Ps. Pablo Diel

La psicología social sociológica (Pons Diez, 2008: 11-15), la cual se emparenta de manera más notoria con nuestra disciplina, se enfoca en la naturaleza de los grupos y de los fenómenos colectivos, en la modificación recíproca que existe en la relación entre individuo y sociedad, la dimensión simbólica de la interacción social y esta como sistema que determina al sujeto. Esta perspectiva Europea, ha utilizado como método de estudio preferente la encuesta, la entrevista y las técnicas de observación sistemática, aunque, en ocasiones, también ha hecho uso de los métodos de “experimentación” en contextos naturales, en el orden de la investigación etnográfica.

La Psicología Social en la Argentina (Fabris, 2012:237) encuentra su base en la ideología y estilo de Pichón Rivière, que va en contra de la resolución de interrogantes y problemas, que atañen a los fenómenos humanos y sociales, desde una estrategia especulativa. Plantea una construcción del conocimiento de los fenómenos del sujeto, desde una investigación en contacto constante con la realidad, en la cual no termina el proceso en la mera teorización, sino que entiende a la ciencia como un proceso no solo de indagación, sino de transformación de las cosas. Este modelo de construcción teórica basada en la praxis, establece una actitud activa del profesional en la cual constantemente se pone a lo establecido o instituido frente a rectificaciones y ratificaciones marcadas por un principio de realidad.

La política deriva del termina griego “polis, que en primera instancia designó a la ciudadela, o centro de la ciudad, luego pasó a denominar todo el conjunto de la sociedad, para al final comprender también a sus habitantes en acción y relación con los negocios y la “política”.

Desde esta perspectiva la esencia de la palabra “política” (Miller, 1980) remite a una “comunidad política”. Y además de esto hay objetivaciones que se denominan “políticas”. Pero siempre en analogía a esta concepción fundamental.

Entonces, es imposible  distinguir o escindir a la social, y toda existencia humana del término “política”. Según algunos filósofos clásicos (Álvaro; Garrido y Torregrosa, 1996:241-245) no solo valores públicos como lo son igualdad y libertad, sino también los que responden al orden lo privado como lo son la moral, la felicidad o el ocio, son también expresiones de lo político.

Incluso, si tomamos lo que expone Tönnies (1887), en cuanto a la sociedad como estructuración ideal (no real), artificial que plantea divisiones y a la vez nuevas uniones en las estructuras comunitarias. Podríamos plantear que lo social, es análogo a lo político por ejemplo en cuanto al territorio. Una división, que genera orden y tiene objetivos de organización artificial y delimitación de una cosa naturalmente estructurada de manera diferente primigeniamente.

Es completamente incorrecto e irresponsable, plantear que algo debe carecer de cualidad política, o exigir la despolitización de la cosa.

Lo que consuetudinariamente es referido como político, responde  a ciertas instituciones y sus actividades: Estado; gobierno; administración pública y partidos políticos propiamente dicho. De alguna manera desterrándolas a estas organizaciones e instituciones de su clasificación de base, de su misma esencia.

Esto no es casual, como explayaremos más adelante, quienes detentan el poder y precisan su perpetración en esa posición, les es de fundamental que categóricamente estas fragmentaciones sociales, necesarias, organizadoras de los proyectos de vida y fundamentales para los procesos sociales. Puedan ser diferenciadas, para su posterior banalización e incluso, defenestración.

Por lo tanto, se intenta desde diferentes sectores intelectuales plantear una diferenciación entre lo social y lo político, para poder así depositar cuestiones negativas en lo segundo. Apelar a organizadores emocionales y la construcción de direccionadas representaciones sociales sobre lo que representa una herramienta fundamental como lo es la política.

No es aleatorio, el nacimiento de las ciencias sociales, en un contexto europeo de marcada predisposición a la conquista y la dominación. La teoría que consumimos y que se plantea como exposiciones del saber más absoluto, nacen en la ilustración europea, ilustración que marca una división política simbólica del mundo. En la que un medio globo al norte es civilizado, culto y avanzado, y como no-moderno, salvaje y tonto al hemisferio sur (En especial: América Latina y África).

Cómo sabemos bien, nada de esto es casual ni ingenuo. Sino que marca simbólicamente quienes piensan y elaboran teoría, y quienes serían los depositarios de una educación bancaria de sus contenidos.

La Psicología Social Pichoniana es una disciplina revolucionaria y auténtica: porque plantea un cuerpo teórico desde este hemisferio “berreta”, según el sentido común Europeizado, para ese mismo sur que siempre fue pensado colonizadamente. Y que además permite vislumbrar, y señalar que lo berreta es la dominación, no el ser latinoamericano o no-europeo.

Y desde esta línea, debemos replantearnos: ¿porque no se puede hacer psicología social en relación intrínseca con la política? (planteada esta como actividad o herramienta de modificación de la realidad que organiza). Más allá de lo permitido por la línea de pensamiento Europeo, que nos lleva a pensar; analizar y criticar a lo político como relaciones de poder en la trama vincular del ser humano, lo cual no es poca cosa, pero nos restringe a la línea del viejo mundo. La de meros observadores y teorizadores científicos. Impregnemos de modificación pichoniana y seamos revolucionarios ante las imposiciones de dominación.

Si se precisa de palabra autorizada, para fundamentar esto ante un sentido común colonizado: me permito citar a Barber (1990) quien plantea recurrir a los valores e ideas sin miedos a politizar el discurso, “abandonar el estéril tratamiento de trivialidades con una jerga pretenciosa”.

Recurramos a lo habilitado o instituido en nuestras ciencias sociales, como lo son las construcciones conceptuales de subjetividad, representaciones sociales, emociones, esquemas cognitivos, alienación etc. Pero también incurramos en términos reales, actuales y requeridos, como lo son capitalismo, neoliberalismo, parlamento, paro, piquete, dictadura, empoderamiento, patria, popular, pueblo, sentido común colonizado, sororidad, etc.

Nuestro desafío debe ser, investigar y generar la conexión de lo micro-psicosocial (Constitución de la subjetividad, estructura vincular, organizadores grupales) que plantea nuestra disciplina, con las consecuencias colectivas a nivel macro-psicosocial.

La supuesta ausencia de paradigma o definición de objeto, para una posible psicología social de la política, es una realidad impuesta por factores externos de dominación.

Las políticas públicas: un potencial ámbito de aplicación

Sería interesante empezar a definir los diferentes ámbitos de aplicación de la operación psicosocial en sectores estrictamente referidos a la acción política. Desde mi posición considero un espacio trascendental en el entramado social el de las políticas públicas, ya que es el proyecto de acción de las organizaciones, las ideas y las instituciones que hacen a la política.

Las políticas públicas (Graglia, 2012) son los proyectos/actividades que un Estado diseña y gestiona a través de un gobierno y una administración pública con fines de satisfacer las necesidades de una sociedad.

Según Dye (1992) básicamente es la voluntad de los gobiernos, lo que deciden hacer o no hacer.

Toda política pública plantea una determinada distribución de recursos,  una transferencia de activos o rentas, de un sector a otro. Y tal acción responde a un juicio de valor según Torres (1995), o bien desde una perspectiva psicosocial, a una ideología. Ideología (Fabris, 2012) entendida como una forma de ver al hombre y al mundo.

Y es de alguna forma el proyecto en términos psicosociales, del aparato estado.

La redistribución que se genera a través de ellas, se traduce indefectiblemente en la mejora en la situación de vida de algún sector, y siempre sin excepción conlleva un costo para algún otro sector de la estructura social. Se da esta “solidaridad impuesta” indefectiblemente en todos los casos, y en el ideal debería suceder organizada por una responsabilidad de aquellos que la reciben y con una eximia efectividad de la administración pública que la ejecuta. Pero sabemos por principio de realidad, que esto no sucede. Y ahí en principio, ya nace una necesidad, una demanda implícita.

Una de las formas en que podemos ejercer la profesión en este ámbito, es  a través de la investigación e intervención, analizando los procesos psicosociales de las administraciones públicas, desde la perspectiva organizacional como así también de análisis institucional o del eje libidinal de esa organización, la cual es  el lugar en el que se diseñan y aplican toda política pública. Una correcta psicohigiene de estas organizaciones, se traduce un bienestar para la sociedad. Ya que el Estado es  la organización donde se generan las posibilidades de desarrollo, las posibilidades de generar un estado de bienestar. Si hablamos en términos Pichonianos, es donde se planifica la esperanza y se pude modificar la realidad a niveles macro-sociales.

Solo en el campo desde una investigación psicosocial desde la misma realidad, es que se podría identificar las necesidades y preferencias colectivas que residen allí, y luego se podrían traducir en una política pública de característica operativa, con una correcta coordinación de espacios que propicien la síntesis.

Dicho de otra manera, es importante plantearnos abordar el estudio y colaborar con el diseño de política públicas desde la psicología social.

Por lo tanto cualquier proposición que plantee el desmedro del Estado, el corrimiento del mismo o su reducción, se debe entender como una postura anti bienestar. Y anti-ético en perspectiva de nuestra disciplina.

Es claro que la demanda de trabajo de un profesional de la psicología social, en este ámbito, jamás la encontraríamos desde un sector de la república manejado por funcionarios de ideología neoliberal. Ya que no precisan desde estos gobiernos diseñar políticas públicas efectivas, sino estrategias comunicacionales basadas en la pos-verdad y el anclaje emocional, alejado de la realidad. Para que la población no se revele ante medidas tomadas naturalmente en su perjuicio. Por lo tanto es fundamental el análisis de las ideologías en la organización Estado. Siempre algún área o poder (en sentido de la organización estado), contará con sectores ordenados por una ideología que permita el abordaje para la salud y desde una perspectiva ética.

Es importante tener en cuenta en este propuesto ámbito de aplicación, que en la actualidad las políticas públicas son concebidas y aplicada desde una orientación deshumanizada o descentralizada de la realidad. Es importante el aporte de nuestra disciplina para que su elaboración presente un mayor grado de flexibilidad, como así también su implementación. Como así también puedan constituirse desde una necesidad real de la población a la que se debe esa administración pública.

Esta propuesta hace ahínco en la organización Estado, como ente primordial del desarrollo de los pueblos. Yendo en contra de la perspectiva propuesta y desarrollada por muchos autores clásicos y contemporáneos, como por ejemplo Tocqueville quien ya en el siglo 19 planteaba lo que los hoy neoliberales hace hincapié, que es en el argumento  de la perjudicialidad del accionar “excesivo del Estado” y plantean la necesidad de fortalecer la sociedad civil en la búsqueda de su bienestar a través su auto-organización, autogestión y autoabastecimiento.

La de Tocqueville, por ejemplo, es una postura liberal, en la cual deposita en la sociedad civil, la responsabilidad que en esencia tiene el Estado.

Toda organización o asociación entre seres humanos, estarán determinadas por sus necesidades, por sus intereses, por la estructura ideológica de quienes la componen. Las mismas componen un elemento enriquecedor y complementario a los Estados Nacionales, Provinciales y Municipales. Pero nunca deberían reemplazar o ejercer una función por abandono del Estado en sus responsabilidades. Y si partimos de la esencia republicana y democrática, nadie más que la organización Estado, puede generar políticas públicas per se.

Por lo tanto, para ser agentes activos de un cambio social planificado y sin limitaciones impuestas por las culturas y discursos dominantes, es fundamental entender a la política como característica de lo social y a todas las organizaciones como construcciones de la comunidad, y como un ámbito de aplicación del ejercicio de la profesión todo lo que atañe a los seres humanos. Siempre organizados por principios éticos y preponderando el bienestar de los sujetos.

Bibliografía

  • Graglia, J. Emilio (2012) En la búsqueda del bien común. Manual de políticas públicas. Buenos Aires. Asociación Civil Estudios Populares (ACEP) / Fundación Konrad Adenauer (KAS) Argentina.
  • José Luis Alvaro; Alicia Garrido; José Ramón Torregrosa (1996), Psicología Social Aplicada. Madrid. Interamericana de España S.A.
  • Fabris, Fernando (2012) Pichón Rivière y la construcción social: pasos y estrategias de una praxis colectiva. Buenos Aires: Polemos.
  • Extracto del Proyecto Docente ganador del concurso público de promoción a Profesor Contratado Doctor en el Departamento de Psicología Social de la Universitat de València, presentado por Xavier Pons Diez (2-12-08).
  • Álvaro, D., 2010, “Los conceptos de “comunidad” y “sociedad” de Ferdinand Tönnies”, en Papeles del CEIC, vol. 2010/1, nº 52, CEIC (Centro de Estudios sobre la Identidad Colectiva), Universidad del País Vasco, http://www.identidadcolectiva.es/pdf/52.pdf

2 respuestas a «Psicología Social y Política ¿Por qué no?»

  1. Avatar de Francisco Jorge Latorre
    Francisco Jorge Latorre

    EL PSICOLOGO SOCIAL PODRA TRABAJAR EN EL CAMPO SOCIAL CUANDO SEA CAPAS DE REVISAR SUS PROPIAS SOBREIMPLICACIONES, CULTURALES, INTELECTUALES E IDEOLOGIAS PARTIDARIAS, DE ESA MANERA PODRA INTERVENIR COMO HERRAMIENTA PARA QUE LA SOCIEDAD PUEDA RESOLVER SUS PROPIAS DIFICULRTADES, LA PSICIOLOGIA SOCIAL NO PUEDE SER UTILIZADA COMO ARMA PARA CURVAR CULQUIER PERSEPCION INDIVIDUAL, GRUPAL Y SOCIAL. HOY ES UN DIA PARA QUE CADA UNO REVISEMOS COMO ESTAMOS EJERCIENDO LA PROFESION. SALUDOS A TODOS.
    La verdad en estas circunstancias no es un valor apreciado porque se prefiere lo creible lo que funciona, en nuetra profesion social siempre seremos calificados por un buen desempeño y no por nuestras buenas intensiones. entonces tendremos que pensar si preferimos ser eficientistas o tratar de interpretar la complejidad para lo cual fuimos preparados. es para pensar. Mejor dicho me hace pensar.
    .

    1. Es una redundancia del proceso de abordaje de cualquier ámbito de aplicación, lo que planteás Francisco. La objetividad creciente y el trabajo sobre la higiene profesional es conocimiento básico de un alumno del 2do cuatrimestres, del 2do año de la formación.

      También es importante que se trabaje la redacción y la ortografía en el proceso de ser profesional, ni hablar cuando ya somos profesionales y pretendemos expresar contra-posturas a postulados de colegas.

      Saludos

Responder a Francisco Jorge LatorreCancelar respuesta

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